viernes, 8 de mayo de 2015

"La Belleza de Ser un Guerrero". Agustin Grau.


Ser un guerrero no significa ser un salvaje, 
ni alguien dispuesto para la pelea, la lucha, el enfrentamiento o el combate
Ser un guerrero significa otra cosa. Significa ser una y muchas cosas a la vez. 
Y todas ellas bellas.
 
¿Quién es un guerrero/a?
 
Un guerrero es una persona que se enfrenta a sus miedos y temores
 con objeto de superarlos y trascenderlos, y así, en el camino, 
alcanzar un estado impecable de ser.
 
Es una persona que combate la ignorancia y la desazón 
que le produce la ignorancia. Una persona que quiere saber, 
que lucha por saber y que no se detiene ni ante la falta de respuestas
 ni ante las respuestas que le ofrecen los que no tienen respuestas.
 
Es una persona que se toma en serio su vida y la vive conscientemente. 
A cada paso, en cada momento, aquí y ahora.

Una persona que está interesada en saber quién es, porqué está aquí 
y hacia dónde se dirige.
 Cuál es su meta, su sentido, su propósito, su cometido, su razón de ser. 
Que intenta imprimir un significado total a cada cosa que hace 
por insignificante que sea, y ello porque sabe que, insignificante o no, 
cada cosa está ahí por algo, tiene su sentido, su derecho a ser, a estar, a existir. 
Y quiere que se la conozca.
Y así, ante la disyuntiva de mostrar un exquisito respeto 
o un exquisito desprecio por todo, el guerrero elige el amor, 
y el amor le lleva a respetar y a desear intimar con cada cosa que existe, 
con cada ser que habita su mundo.
Y aprovecha cada instante de su vida porque sabe que no ha venido ni a dormir 
ni a estar dormido. Incluso cuando duerme, sabe que no duerme, 
sino que vive en otra dimensión, en otro lugar, en otra forma, 
y actúa y aprende y sigue aspirando a ser libre en cada cosa que hace. 
Por eso, cuando se levanta por la mañana y recuerda que ha soñado 
que era un avestruz se pregunta: 
¿soy yo que ha soñado que era un avestruz 
o soy un avestruz soñando que soy yo?.
Un guerrero no se queja, no culpa, no protesta, 
respeta toda forma de vida, ama todo lo que hay 
porque sabe que todo lo que hay no es más que una manifestación
 de su propio ser. 
Que lo que hay es él y que él es lo que hay, 
y que no hay diferencia entre él y los demás, entre él y todo lo que le rodea, 
entre él y todo lo que existe. 
Un guerrero sabe que vivir es abrazar cada instante, cada cosa en cada momento.
 
Y no piensa, sino que siente y actúa, porque sabe que pensar es un entretenimiento de la mente en su afán por no llegar a ninguna parte. Un guerrero actúa y sabe que actúa y sabe porqué actúa, porque cada momento es útil y cada cosa es útil. Y cada cosa tiene su significado y existe por algo.
 
Un guerrero saber que vivir es la aventura más maravillosa 
que pueda conocer. 
Y que aprender, superarse y evolucionar es la mayor de las tareas, 
el cometido más sagrado, su supremo fin.
 
Y aprovecha cada instante porque sabe que un día se marchará, 
aunque su marcha sea tan solo un espejismo, una manera de nombrar su viaje 
desde este plano hacia otros inaccesibles por ahora
hacia otros planos en los que la vida continúe bajo otras formas diferentes de ser.
 
Y así, 
sabe que la vida es infinita, 
que él es infinito y que no puede morir.