sábado, 5 de noviembre de 2011

"Religión"



Como Nos Enseñaron La Religión…
“Había una madre que no conseguía que su hijo pequeño regresara a casa antes del anochecer, después de jugar. Para asustarlo, le dijo que había unos espíritus que salían al camino tan pron­to se ponía el sol. Desde aquel momen­to, el niño ya no volvió a retrasarse. Pero cuando creció tenía tanto miedo a la oscuridad y a los espíritus que no había manera de que saliera de noche. Entonces su madre le dio una medalla y lo convenció de que, mientras la llevara consigo, los espíritus no se atre­verían a atacarlo. El muchacho salió a la oscuridad bien asido a su medalla. Su madre había conseguido que, ade­más del miedo que tenía a la oscuridad y a los espíritus, se le uniese el miedo a perder la medalla.

La buena religión te enseña a libe­rarte de los fantasmas, y la mala a fiar­te de las medallas. No metamos a Dios en los fantasmas”.

Anthony de Mello.
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“El Misticismo Es Bueno, Pero Las Religiones Son Nefastas”
Dice Alejandro Jodorowsky que con su consultorio trata de prevenir a la gente de que las religiones “hacen perder la noción de la realidad”, motivo por el que grandes civilizaciones como la maya o la azteca “desaparecieron”.

“Los estragos que pueden hacer los prefectos religiosos es algo tremendo”, aseguró, y en relación con España comentó que muchas veces, veo mujeres españolas de 40 años vírgenes todavía, pagando la educación católica de (la época de Franco)… ¡Todavía!”.
“La cantidad de mujeres vírgenes de 40 años en España es aterradora”, señala.

“Vienen a consultar en el Tarot y, claro, lo noto”, añadió el creador chileno, quien afirma estar “liberado” de todo a fuerza de tan “grandes sufrimientos” y tan “grandes catástrofes” que se considera “un gladiador lleno de cicatrices”.


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¿En Qué Se Parecen Todas Las Religiones?
Dice el teólogo Juan José Tamayo que todas las religiones se parecen: “en que ninguna tiene sentido del humor “…y añade que reírse es una forma de hacer autocrítica hacia unas religiones cargadas de dogmas y absolutismos.


Tres chistes contados por los propios religiosos.
Este primero lo cuenta un rabino, representante de la comunidad israelita de Barcelona:

“Una mujer lee un diario y se escandaliza ante el conflicto de Oriente Medio:
-Pero, estos árabes y judíos, ¿por qué no solucionan sus cosas como buenos cristianos?”.


Otro chiste, contado por un ex diácono de de la Iglesia baptista de Badalona y miembro de un coro gospel:

“Se presentan ante Dios, están Hércules, que se considera el más fuerte del mundo, Blancanieves, la más bella, y Cuasimodo, el más feo.

Todos quieren saber si son los más grandes. Dios se lo confirma a Hércules y a Blancanieves. Pero Quasimodo sale indignado gritando a los cuatro vientos:
- ¿Se puede saber quién es la duquesa de Alba?”.


Uno más, para terminar:
“Se avería de noche el coche en el que viajan un telepredicador, un rabino y un hindú. Se refugian en una granja pero uno tiene que dormir en el pajar. No caben en la casa. Se ofrece el hindú, pero al poco rato llama a la puerta.

-No puedo, hay una vaca. Va entonces el judío y vuelve.
-No puedo, hay un cerdo. Va el telepredicador y al rato llaman a la puerta.
¿Quién es?
-El cerdo.


Un poco de humor es muy aconsejable…
Comparto lo que dice Alejandro Jodorowsky:
 “Sólo hay una persona peor que un tonto…y es un tonto grave”


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¿Qué Es Dios?
Digan lo que digan los ateos, nuestro cerebro no puede concebir el Universo sin una causa primera. Cuando un monje Zen le pregunta a un discípulo: “No comienza, no termina, ¿qué es?”, lo sumerge en una crisis. Para responder a tal “koan” debe demoler todos los principios a los que se aferra su intelecto. Si no ha realizado la mítica “iluminación” (vacuidad mental), se ve obligado a responder “¡Dios!”. Entonces el Maestro lo corre de la sala de meditación a patadas. Este sabio monje tendría que correr a patadas de sus templos a todos los sacerdotes que inculcan a sus creyentes imágenes de un ser al que llaman Dios. ¿Cómo, con el desarrollo mental del hombre actual, se puede afirmar que el Creador es un hombre, un barbudo Dios-Padre o una Diosa-Madre? ¿Cómo se puede admitir que se le dé un nombre, una raza, la pertenencia a una cultura determinada? En otras épocas, dada la infantilidad de las mentes, esto fue necesario, como fueron necesarios intermediarios, vicarios, sumos sacerdotes, trajes de luces, monigotes de yeso y cuentos de hadas… Las sectas se convirtieron en sembradoras de prejuicios, odios y enfermedades mentales. Al declararse impuro el placer sexual, los monjes, hombres, sumieron a la sociedad en el odio a la mujer, considerando su cuerpo como una diabólica y sucia tentación…

El muy inteligente filósofo judío Maimonides (1135-1204) escribió un voluminoso tratado “Guía de los perplejos” buscando la manera de definir a Dios. Llegó a la siguiente conclusión: “Dios es aquello de lo que nada se puede decir”… Es infantil darle un cuerpo o una forma material a lo impensable. El ser humano que ha desarrollado su conciencia no puede seguir aceptando tales desvaríos. En los más antiguos escritos filosóficos de la India, los Upanishads, se habla de una divinidad que es pura energía de amor, Brahman, y del fragmento de esa energía que reside en cada ser viviente, Atman o Dios interior. Dios es la totalidad de la materia y de la conciencia movida por una energía indescriptible e incomprensible para nuestro límites mentales; no la podemos definir, pero la podemos sentir. El humano del siglo XXI no necesita intermediarios, él es su propio sacerdote y vive su vida como un ser sagrado. No necesita grandes y lujosos templos: todo lugar donde vive, sea un rincón mínimo, es su templo. Respeta y bendice cada partícula de materia y cada ser viviente porque sabe que cada fragmento contiene al todo. Como también sabe que cada segundo contiene a la eternidad. Eliminando las supersticiones primitivas, extrae la sabiduría de los libros sagrados y la aplica a su vida cotidiana sin necesidad de “directores de alma” ni inquisidores. Se une espiritualmente a la totalidad del cosmos, y con paciencia, perseverancia e infatigable trabajo, se dedica a desarrollar al máximo su Conciencia, sabiendo que , como dijo Maître Eckhart, “el ojo por el que vemos a Dios es el mismo por el que Dios nos ve”.


Respuesta de Alejandro Jodorowsky.