viernes, 5 de agosto de 2011

"Practica Yoga y Ayuda a tu Espalda".


Tal vez no te has iniciado en la yoga porque piensas que se requiere una fortaleza o flexibilidad únicas, años de entrenamiento, debes ser vegetariano o sentirás dolor. La verdad es que no es así, vamos a desmitificar estas razones:

La fortaleza y flexibilidad se adquieren al tomar el control de tu mente y mantener la práctica. De manera amigable y responsable tu instructor/a irá guiándote por los ejercicios más recomendables, mientras la práctica de mantras y meditación irá desbloqueando las limitaciones físicas para la elongación de tus músculos y manejo del poder de tu fuerza. Por eso, la yoga puede iniciarse en cualquier momento de la vida (con algunas consideraciones especiales en casos específicos como embarazo, lumbagos y hernias, lesiones agudas).

La yoga te ayudará a nutrirte mejor.
En la medida en que vas sintiendo los beneficios emocionales y físicos, tu inteligencia corporal irá llamando tu atención acerca de la manera en que comes y cuán nutritiva es o podría mejorar tus hábitos, volverte vegetariano/a es una opción que solo tú podrás decidir, incluso si no practicas yoga. Muchos practicantes e instructore/as de yoga son vegetarianos por convicción, religión o porque su nivel de conciencia corporal se los pide. Pero hay otro tanto que no practican la dieta vegetariana.

La yoga cura el dolor.
Al contrario de lo que podría pensarse, ciertos ejercicios están específicamente dirigidos a liberar y sanar ciertas áreas del cuerpo, músculos constreñidos o articulaciones desgastadas. Al comenzar a trotar o ir al gimnasio, muchos músculos “duelen”. Este dolor no es más que su activación y acción del ácido láctico. Si hay algo que duele, da marcha atrás. Sólo respira, muévete lentamente, y presta atención a tu cuerpo, sé gentil con él.

Tips para las espaldas de oficinistas

Si pasas mucho tiempo sentado/a, se producirá dolor, que incluso puede volverse crónico. Para ello, es recomendable bajar al piso, a la posición del niño.

Colócate en el piso apoyado en cuatro puntos (rodillas, manos). Inhala.
Lleva tus caderas hacia atrás para apoyarla en los talones, exhalando.
Descansa la frente en el piso, estirando los brazos al frente y apoyados fuertemente en la superficie.

Inhala y exhala en la medida que sientes que se estira más la espalda tratando de alcanzar tus caderas.

Cuando te sientas cómodo/a, quédate en reposo y toma tres respiraciones profundas.
Estira los brazos sobre tu cabeza inhalando. Bájalos al piso, manteniendo recta la espalda exhalando.

Otra postura que fácilmente puedes ejercitar en un descanso del trabajo es el puente con apoyo


Acuéstate sobre tu espalda, con los pies detrás de las caderas, las rodillas hacia arriba.

Levanta las caderas hasta un nivel cómodo, y coloca un bloque en el sacro.
El bloque se puede utilizar en cualquiera de sus posiciones de altura, dependiendo del grado de apertura se siente en la columna vertebral y los muslos.
Inhala para expandir la parte superior del pecho y exhala para liberar todo el peso en el bloque.

Recuerda ir despacio, sin dolor y sin incomodidades, usa un bloque sólido pero suave con bordes redondeados, coloca una alfombrilla o cobija debajo, cuídate y quiérete. Luego nos cuentas.

Las imágenes que acompañan este artículo son de Michael Taylor, quien nos recuerda “La Yoga te presenta a ti mismo. Un buen guía de yoga, simplemente hace posible esa presentación, el resto depende de ti”.

http://www.sanadoras.com/fisica/practica-yoga-y-ayuda-a-tu-espalda