jueves, 28 de abril de 2011

Diferencia entre Reencarnación y Resurrección.



Hay una gran diferencia entre los conceptos de reencarnación y resurrección. En este texto se favoriza al segundo. En la reencarnación, el alma del difunto entra en un nuevo cuerpo, sin experimentar cambio alguno. No sucede lo mismo con la resurrección. En el primer caso, si tomamos como ejemplo al Dalai-Lama tibetano, este al morir designa en qué localidad nacerá el bebé donde su alma anidará. Según los que creen en esto, el nene, entre varios objetos, designa aquellos que le pertenecían en la anterior reencarnación, es decir, conserva la identidad y la memoria del muerto. Su santa alma no ha cambiado… En los Evangelios se describe otra cosa: Jesucristo muere como un ser humano pero renace como un ser de luz, misterioso, capaz de cambiar de aspecto, desintegrarse, rehacerse, brillar. A sus apóstoles, al comienzo les cuesta reconocerlo. Para aceptar que es su Cristo, Tomás debe meterle la mano dentro de una herida. La resurrección se puede comparar al gusano que se transforma en mariposa. La muerte es el puente que nos hace convertirnos en algo mejor, el alma se transforma, se realiza, se hace luminosa, lo que quiere decir que alivia la oscuridad de las otras almas.

El universo en que nace la vida es un organismo en perpetua transformación. Lo que tiende a no transformarse se petrifica, es expulsado de la vida. El pasado debe empujarnos hacia el cambio futuro, pero las fuerzas inérticas de la familia, la sociedad y la cultura, no quieren que lleguemos a ser el alma libre que nos promete el Cosmos, sino que seamos lo que ellos tratan de ser embalsamados en el deseo de no cambiar. Nos hacen vivir en un pasado pegajoso, convirtiendo al futuro en una vacua repetición del pasado. Para esto usan programaciones que nos embuten en la mente: “Cuando grande, hijo mío, serás un campeón, los vencerás a todos… y tú, hija mía, serás la más bella.” Detenido en el presente, el pasado te tira hacia atrás, luchando con el futuro que te tira hacia delante, sufres sin saber encontrar tu camino, buscándolo en el exterior de ti mismo, cuando en verdad tú mism@ eres el camino, que no es otro que entregarte a la transformadora mutación. Debes morir en vida (gracias a un ayuno intelectual y emocional, domando tus deseos y necesidades innecesarias) para lograr la resurrección, volver al mundo y comenzar a cambiarlo, es decir, a sanarlo.

Alejandro Jodorowsky.