sábado, 5 de febrero de 2011

Transformado 21 días en Mujer: Psicomagia para Mario.


En este Arte de Sanar, muchas veces hemos visto el problema que padecen mujeres cuyos padres esperaban tener en lugar de ellas un hijo varón. Pero también hay hombres que sufren porque en lugar de ellos sus padres deseaban una hija.

MARIO CONSULTA:

Querido Alejandro, sé que soy uno que consigue mirar dentro de sí bastante claramente, pero pese a ello tengo dificultades para vivir de la manera adecuada. En mi familia, es difícil recortarse un espacio: mi mamá es muy volcánica, y siendo la única mujer siente una necesidad desmesurada de que sus emociones y pensamientos sean percibidos bien por quien la rodea. Dicho así, podría parecer bien, pero el problema es que tiene una visión de la vida estrictamente determinista, desilusionada y pesimista, lo que acaba por malograr todas sus ocurrencias. Mi hermano mayor es un chico muy extravagante, que precisa siempre estar al centro de la atención, y siempre logró hacerlo, a veces hasta con métodos poco ortodoxos (el otoño pasado casi acabó en la cárcel, lo que le dio aún más notoriedad, y la atención total por parte del parentesco). Mi padre es una persona insegura, que no consigue mostrar esta debilidad suya, nunca logró motivarnos para nada a nosotros, sus hijos, aparte para lo que él quería que hiciésemos. También tengo otros dos hermanos, más chicos, el tercero goza de cierta estima por parte de mi padre porque ha seguido sus huellas en el deporte, mientras que el último siempre recibió más afecto por parte de nuestros padres y no tiene problemas en su relación con ellos. Naturalmente, no consigo relacionarme de la manera justa con mis coetáneos, no consigo encontrar una forma correcta para mostrarme como soy realmente: acabo pareciendo un nada que trata de construirse una personalidad falsa o un arrogante que esconde su mala suerte tras una fachada de presunción. Hace dos meses ya que acudo a un psicólogo, estoy trabajando mucho, he comprendido que la dureza de la disciplina impuesta por mis padres se duplica cuando se trata de mí, ya que, un poco por una decisión inconsciente de mi parte, un poco por las circunstancias, hubiera debido rescatar la realización frustrada – a los ojos de mis padres – de mi hermano mayor. Además, pude comprender las grandes dificultades que encuentro en expresar lo que tengo dentro de mí, aunque me siento una persona bastante creativa (en el sentido amplio del término): me gusta leer libros, me interesan las artes y la literatura, pero mi gran pasión es la música, en todas sus formas. Y aquí llegamos al punto: hace seis meses logré comprarme un sintetizador, entusiasta por tener al fin una vía de expresión, pero no consigo absolutamente crear nada personal, todo lo contrario, caigo en lo ya conocido; además, las personas con las que a veces toco, no creen absolutamente que yo tengo alguna capacidad creativa, y por otra parte yo nunca les di una demostración de tenerla. Tengo miedo de morirme con mis ideas encerradas en la caja fuerte de mi cerebro, de vivir una vida no mía, de quedarme solo, en el sentido de no encontrar a nadie con quien poder abrirme realmente.

ALEJANDRO RESPONDE:

Querido Mario, son ustedes un grupo de cinco hombres, cuatro hermanos y un padre, sobre los que reina una mujer: tu madre, a la que describes así “mi mamá es muy volcánica, y siendo la única mujer siente una necesidad desmesurada de que sus emociones y pensamientos sean percibidos bien por quien la rodea. Dicho así, podría parecer bien, pero el problema es que tiene una visión de la vida estrictamente determinista, desilusionada y pesimista, lo que acaba por malograr todas sus ocurrencias.” A tu padre los describes así: “Mi padre es una persona insegura, que no consigue mostrar esta debilidad suya”. Es decir que él es lo contrario de tu madre, ella activa y extrovertida y él pasivo e introvertido. Tú eres el segundo de los cuatro hermanos. El mayor “un chico muy extravagante, que precisa siempre estar al centro de la atención” hace lo que puede para ser el centro de la familia, aunque sea haciéndose despreciar ( ha ido a la cárcel). El tercero logra atraer la atención de tu padre “porque ha seguido sus huellas en el deporte”, es decir imitándolo. En cuanto al dulce cuarto, el pequeñuelo no tiene problemas en su relación con sus padres, precisamente porque por su corta edad depende totalmente de ellos. ¿Y tú, el segundo, quién eres en el grupo? Si el primer hijo es hombre, con toda seguridad esperaban que tú fueses una niña. Al nacer con un pene entre las piernas, los decepcionaste. El siguiente fue también un niño. El cuarto quizás sería la mujer esperada, en especial por tu madre, que entre tanto varón se siente incomunicada. Nueva decepción, pero como es el último y ya se acepta el dictado genético, se le trata bien. Tú padre, encerrado en sí mismo, aplastado por su esposa, ama el deporte, mundo viril. Tu hermano mayor, un casi delincuente, juega al macho. El hermano tercero imita la virilidad de su padre. Tu madre, con su necesidad desesperada de que sus emociones y pensamientos sean percibidos bien por quienes la rodean, sabe que los hombres no podrán nunca comprenderla. Tú, introvertido como tu padre, escondes un alma delicada: “me gusta leer libros, me interesan las artes y la literatura, pero mi gran pasión es la música, en todas sus formas.” Esta delicadeza no la puedes expresar porque te está prohibido, ya que la delicadeza pertenece al mundo de las mujeres. Probablemente tu madre fue deseada que naciera hombre: por eso ella también busca expresarse en la violencia. Como teniendo una sensibilidad intensa, que tu crees femenina , dices “no consigo absolutamente crear nada personal, todo lo contrario, caigo en lo ya conocido (actitudes toscas que crees viriles); además, las personas con las que a veces toco (artistas) no creen absolutamente que yo tengo alguna capacidad creativa, y por otra parte yo nunca les di una demostración de tenerla. (no te atreves a mostrar tu “sensibilidad femenina”). Tengo miedo de morirme con mis ideas encerradas en la caja fuerte de mi cerebro, de vivir una vida no mía, de quedarme solo, en el sentido de no encontrar a nadie con quien poder abrirme realmente. (Exactamente lo que le pasó a tu padre: se casó con una mujer-macho con la que no puede expresar su sensibilidad, sensibilidad que disfraza con su afición por el deporte).”

Creo que es imprescindible, dada la magnitud de tu problema, que durante 21 días vivas vestido de mujer, como si fueras un travesti. No te disfraces de prostituta o de ridícula sino de mujer bella y noble, tal como sería una gran pianista. Visita a tus hermanos, a tu padre y tu madre, a tus amigos. Ve así a tu trabajo. Participa en un grupo musical así vestido. Impone tu aspecto. No digas que es un disfraz pasajero. Dí que has decido ser mujer para siempre. No te pido que imites gestos homosexuales. Sigue siendo tú mismo, pero deja de impedirte sentir como sientes o pensar como piensas o moverte como se te da la gana. Si logras realizar lo que te pido ,durante 21 días, todo lo que está estancado en ti comenzará a fluir.
¡Ánimo, mi amigo, un acto de psicomagia, mientras más díficil es de realizar, mejor resultado proporciona!