domingo, 8 de septiembre de 2013

¿Cómo Sanar la Herida y Ruptura Entre Madre e Hija?



"Si tu madre nunca te ha consolado, con toda probabilidad te será difícil 
encontrar un verdadero consuelo para el corazón en las relaciones 
que establezcas con otras personas. 
Tu labor será crear ese sentido de consuelo para el corazón dentro de ti misma.


Si tu madre nunca se ha compadecido de ti, con toda probabilidad 
tendrás poca paciencia con tus propios fallos humanos, 
así como con los de los demás. 
Tu labor será observar a alguien que practique la compasión, y practicarla tú misma.

Si tu madre silenciaba tu creatividad, 
tu labor será dar voz a cada impulso creativo que se presente.
Pinta, escribe poesía, toca el tambor, cuida las plantas, cocina y baila.

Si tu madre despreciaba o rechazaba su propio cuerpo como mujer, 
tu labor es abrazar y honrar a tu cuerpo y a tu sexualidad.

Si te sentías abandonada por tu madre por la razón que fuera, 
incluyendo la depresión, tu labor será escuchar a tus sentimientos
y nunca abandonarte tú misma.

Si tienes alguna cuestión sin resolver con tu madre y ésta ha muerto 
o ha quedado emocionalmente incapacitada, puedes escribirle una carta
 (que guardarás tú o te enviarás a ti misma) en la que expreses tu pena
y tu enfado por no tener una madre nutridora, 
y dile que has llegado a aceptarla y comprenderla como tal y como era. 
Entonces podrás sentirte agradecida por su presencia en tu vida.

Todas nosotras llevamos encima el peso de nuestra madre
por lo que es necesario sanar la ruptura madre/hija tanto
si tu madre está viva como si no, 
para así poder sanar la profunda herida de tu naturaleza femenina. 
El elemento clave reside en que tú misma te conviertas en una buena madre para ti. 
Con esa idea en la mente, asume la tarea de ser maternal contigo misma.

Lo sé por experiencia propia, soy una hija del padre cuya madre 
la rechazaba emocionalmente, y he seguido buscando el cariño maternal 
que nunca recibí de ella, ya con veinte y treinta años, y tratando de ganar la atención 
y la aprobación de mentores femeninos mayores que yo, como Polly Mc Vickar 
y la doctora Jean Houston. También he seguido tendiendo la mano hacia mi madre 
para comprenderla y aceptarla. En algún momento, en los primeros años de la década 
de los cuarenta, llegué a un acuerdo con el hecho de que nunca recibiría de mi madre
 el tipo de guía y amor con los que yo soñaba.

Aunque seguía entablando amistad con mujeres maternales, 
lloré la pérdida del sueño que tanto anhelaba, acepté la pérdida y la dejé marchar.
 Mientras escribía este libro, le diagnosticaron a mi madre la enfermedad de Alzheimer; 
a medida que la enfermedad va avanzando y ella se va haciendo más “infantil” 
y más inocente, yo me voy convirtiendo en madre de mi mamá.

Cuando dejes buscar la sanación en una fuente externa a ti, podrás:

-Empezar a cultivar tu propia y única sensibilidad femenina, 
dejando un lugar para escuchar tus sentimientos y responderles.

-Escuchar a tu cuerpo y respetar sus límites.

-Escuchar a tu intuición y no dejarla atrás.

-Escuchar la voz de tu creatividad y respetar cada uno de los aspectos 
de ti misma que quieran expresarse en cada momento.

-Velar por tu salud y tomar las decisiones que te enriquezcan.

Al mismo tiempo que vas desarrollando una forma de dar respuesta 
a tu propia vida interior, puedes dar los pasos necesarios 
en el mundo exterior haciendo lo siguiente:

-Pon tus sueños en marcha. 
Por ejemplo, si sueñas que te conviertes en una gran escritora, ve a un cursillo de redacción, haz un hueco en tu horario semanal o diario para escribir, y ¡escribe! Si quieres cambiar de carrera, busca alternativas en la biblioteca o invierte en ti misma acudiendo a un centro especializado.

-Pon manos a la obra: 
cuida las plantas, date un masaje, haz pan, observa los ciclos de la naturaleza y sé consciente de tus biorritmos y su relación con los ciclos estacionales.
-Cultiva y apoya a tus amistades femeninas.

-Únete a un grupo de mujeres;
la sanación se produce en la matriz femenina.
-Visita la biblioteca o la librería y saca libros en los que investigar 
sobre lo femenino sagrado.

-Participa en el enriquecimiento de tu comunidad".

Maureen Murdock, "Ser Mujer: un viaje heroico".