domingo, 6 de febrero de 2011

Preciosa Psicomagia para Amarse: Caso de Francisca. .


FRANCISCA CONSULTA:

Alejandro, junto con saludarte y felicitarte por las útiles cosas que escribes, (“El suelo donde caigo es el mismo que me ayuda a levantar”) me he tomado la libertad de escribirte. Te cuento que yo no fui una hija deseada y siento que eso de alguna forma me condiciona frente a la felicidad: todos los hombres que he conocido me dicen que soy una mujer increíble, pero que no me aman y que no se proyectan conmigo… Lo mismo que les pasa a mis padres: mi madre se alejó de mí y mi padre vive lejos. Jamás tengo palabras de amor o de preocupación de ellos, menos de mis hermanos o de mi familia… Alejandro, te pido que con todo el conocimiento que tienes me ayudes a encontrar la forma de ser querida y de tener la seguridad que si el día de mañana me muero, por lo menos a alguien le va a preocupar y no porque no llegue a mi trabajo se den cuenta que algo me pasó.

ALEJANDRO RESPONDE:

Querida Francisca, lo que los padres te hicieron en la infancia, siendo adulta tú te lo haces. Lo que los padres no te dieron en la infancia, siendo adulta tú no te lo das. Si te ignoraron, tú te ignoras. Si no te amaron, tú no te amas y buscas relacionarte con personas que igualmente no te amen. Repites el sufrimiento infantil. ¿Por qué? Para un/a niño/a la familia lo es todo. Tiene el instinto de pertenecer al clan. El clan lo define: si le dan el rol del “no amado” ese rol lo identifica: no ser amado es pertenecer al grupo. Más tarde, ya adulto, se engaña pensando que quiere encontrar quien o quienes lo amen. En su inconsciente eso representa un peligro: ser amado significa perder la identidad con que la tribu lo ha definido, lo que provoca su exclusión. Al estar excluido, el individuo-niño se encuentra en tierras extrajeras pobladas de amenazas mortales. ¿Comprendes? Cuando me pides ” encontrar la forma de ser querida y de tener la seguridad que si el día de mañana me muero, por lo menos a alguien le va a preocupar y no porque no llegue a mi trabajo se den cuenta que algo me pasó” simplemente describes lo que sentías cuando eras niña, sufrimiento que te provoca una secreta satisfacción: la satisfacción de no ser amada, de no ser tomada en cuenta, te hace pertenecer a la familia y en cierta perversa forma, te da seguridad… Si quieres resolver tu problema, tienes que ser valiente, darte cuenta que emocionalmente eres infantil y convencerte a ti misma que amar y ser amada no te pone en peligro.

Para que te acostumbres a este cambio te aconsejo que con la foto de la cara de tu padre te fabriques una máscara, e igualmente te fabriques otra máscara con la foto de la cara de tu madre. A medianoche de un día domingo, alumbrada por una vela roja, portando la máscara de tu padre, debes escribirte en nombre de él una larga carta donde te digas lo que siempre hubieras querido que él te dijera. Debe ser una declaración de amor paterno…. Al día siguiente, medianoche del lunes, portando la mascara de tu madre, alumbrada por una vela verde, debes escribirte en nombre de ella una larga carta donde te digas lo que siempre hubieras querido que ella te dijera. Debe ser una declaración de amor materno… El martes metes las dos cartas en un sobre y lo envías por correo a tu dirección. Al recibir este sobre y leer las dos cartas, debes enmarcarlas , la de tu madre con un marco plateado y la de tu padre con un marco dorado. Ambas cartas enmarcadas las colocarás sobre la cabecera de tu cama. Los restos de la vela roja y la verde, los meterás en un recipiente con tierra en la que plantarás una mata floral. Este acto marcará el comienzo de un cambio psicológico que te conducirá a encontrar la pareja que te mereces.

Un beso espiritual: Alejandro.