lunes, 7 de febrero de 2011

Creemos Comer Materias, Pero Comemos Emociones. La Comida No Contiene Nutrientes, Contiene Placeres.


¿Eróticos, también?

Sexuales, directamente. El comer bien y el buen sexo solemos dejarlos para días especiales, pero deberíamos integrarlos en nuestro día a día.

Inspíreme.

Ella se unta aceite de trufa en las corvas, nata en los pechos, chocolate o mermelada de fresa en la vagina… Y su pareja, con los ojos vendados, que la busque por el olor, que la lama y que adivine qué es lo que lame. Y, si no lo adivina… ¡que vuelva a lamer!

Olé.

¡Esto anima mucho un matrimonio! Otra buena idea es cocinar la cena juntos, ambos desnuditos, sólo con mandil. Y una copa de cava, un plato sencillo, vino fresco…

¿Alguna otra idea?

Una para contribuir a que el matrimonio dure: ¡mi teoría del yogur! El yogur de casa sigue vivo siempre, pero se acidifica… y apetece a veces comerse un yogur fresco, ¿no? Algún amante esporádico vivificará la pareja.

Deles de comer a esos amantes.

Que él y ella vayan chupando hojas de alcachofa, el uno frente al otro… Y verás esa grasita que le discurre por la comisura del labio, y puedes acercarte y lamérsela…

Cuánto sabe usted…

En la mesa, y en el sexo, y en todo, lo que importa es la actitud..

Ada Parellada, restauradora y pedagoga del buen comer. La Vanguardia.
Imagen: Gianni Bellini