lunes, 31 de enero de 2011

Deseo con el Corazón Encontrar Pareja: Psicomagia para Pedro.


CONSULTA DE PEDRO:

Tengo 27 años. ¿Qué es lo que me impide encontrar una pareja, cuando es algo que deseo con todo mi corazón, no siendo de ninguna manera una persona desagradable? Creo que mis padres, en alguna forma misteriosa, son los causantes de este problema.

RESPUESTA DE ALEJANDRO JODOROWSKY:

Querido Pedro, debes ponerte amablemente de acuerdo con tus padres y lograr que acepten ser atados por ti con una cuerda de algodòn. Los mantendrás asì atados frente a frente, de pie mientras tú, sentado, los observas diez minutos. Luego, abrazándolos sin desatarlos, debes decirles que a pesar de que siempre te han dicho estar perfectamente unidos, tú los sentiste desunidos . Y que por eso los has amarrado. Luego los desatas y haces que te acompañen a enterrar la cuerda y plantar sobre ella un árbol.

RESULTADO DEL ACTO:

Querido Alejandro, estuve muy preocupado por este acto, pero finalmente, todo resultó muy bien. En verdad, mis padres, amarrados como se debía, se quedaron así más de media hora. Comencé a hablarles por primera vez de las dificultades que he encontrado estos últimos años, de mis relaciones fracasadas con las muchachas, de mis agobiadores esfuerzos por realizarme, de mis sufrimientos de niño impotente y desgarrado frente a los conflictos de sus padres. Fue muy bello, por una vez estaba seguro de poder tomar un buen tiempo para expresarme. Amarrados como salchichas en el salón, ¿qué otra cosa podían hacer sino escucharme? No tenían ninguna posibilidad de huir. Les hablé incluso de la la convicción que me formé con el transcurso de los años de que los adultos no se pueden amar. Si se está convencido de algo semejante, se prefiere permanecer niño, impidiéndose crecer emocionalmente. Cuando les dije que para mí nunca estuvieron verdaderamente unidos y que era por aquello que los había unido simbólicamente, las emociones encontraron su camino y comencé a llorar. Sin cesar de sollozar, los abracé. Les había dejado un brazo libre para que también pudieran abrazarme. Así lo hicieron. Este contacto duró largo tiempo. El acto psicomágico tuvo un impacto enorme. Por primera vez en mi vida, vi lágrimas (pequeñas pero auténticas) correr por las mejillas de mi padre. MI madre no lloró, pero se mostró muy contenta de lo que había sucedido. Terminó agradeciéndome de haber hecho tal cosa. En cuanto a mí, experimenté de inmediato un intenso alivio. Me sentí contento de haberles dicho que los amaba y hasta que punto es duro de vivir sin expresar sus emociones, como muchos tienen tendencia a hacerlo en nuestra familia. Luego, fuimos los tres a plantar el árbol. Tuve que imponerme un poco para que la tarea no fuera demasiado monopolizada por mi padre, que tiene tendencia a querer hacerlo todo él. Fui yo el que finalmente cavó el hoyo, arrojé en él la cuerda y planté ese bello nogal que, sin que yo lo supiera, esperaba en un jarrón desde hacía varios meses. Todo esto está haciéndome evolucionar de manera decisiva. Me siento mucho más abierto a lo que la vida podría ofrecerme. Gracias desde el fondo de mi corazón.

Imagen: Luis Gabriel Pacheco