lunes, 17 de enero de 2011

Aceptando Ser Gay: Psicomagia para Tomás.



TOMÁS, 16 AÑOS, ES GAY VIRGEN Y TIENE PROBLEMAS:

Querido Alejandro, te escribo con la esperanza que puedas traer un poco de luz a mi vida. Tengo 16 años, y estoy tratando de aceptar el hecho de que soy gay. Mis padres lo descubrieron hace más o menos un año, por casualidad, cuando mi madre leyó mi diario. En ese entonces yo estaba convencido de que era bisexual, porque había tenido un fuerte sentimiento por una chica, aunque no me atraía físicamente. Lo hablé con mis padres, mi padre me dijo que lo importante era mi felicidad, mientras mi madre no lograba comprender cómo era posible que un varón se sintiera atraído por otros varones. Aunque parecían poco convencidos – mi padre decía “hay que ver cómo esto puede haber sido «impuesto» desde afuera” – no lo hablamos más, hasta que, más o menos un mes después, descubrieron que de vez en cuando yo visitaba un sitio gay. Esa vez me habló sólo mi madre, preguntándome por qué lo hacía, si me sentía gay y si no me gustaba el cuerpo de una mujer desnuda. Yo contesté que lo hacía porque eran sitios de personas “como yo”, y que si la mujer era hermosa, me hubiera gustado. En realidad, no era cierto, porque no soy bisexual, soy gay. A partir de entonces, nada más. No lo hablamos más. No volví a visitar ese sitio. Pero ahora estoy descontento, infeliz. Ni siquiera yo sé por qué: me gusta ser gay, adoro a los chicos guapos, pero de alguna forma no me siento libre de expresar mi homosexualidad con todos (además de mis padres, sólo mi mejor amiga sabe, pero ella no vive en mi ciudad). Probablemente, esto se debe al hecho de que me siento solo, porque todavía no tuve ni un sólo chico, y nunca besé a nadie. Alejandro, por favor, ayúdame a ser siempre mí mismo, en todo y con todo, y a encontrar amor y acogida en mi vida.

ALEJANDRO JODOROWSKY CONTESTA:

Querido Tomás, comienzas tu carta diciéndome “estoy tratando de aceptar el hecho de que soy gay”. Es lo mismo que si un río me dijera “estoy tratando de aceptar el hecho de que soy agua”… La mayor felicidad es ser lo que uno es y no lo que los otros quieren que uno sea. El deber de los padres, si saben amar a sus hijos, es ayudarlos a ser ellos mismos, y no desviarlos de su naturaleza esencial guiados por prejuicios sociales y también por el deseo narcisista de ser imitados. Tratar de que un gay se transforme en heterosexual es tan erróneo como tratar de que un heterosexual se transforme en gay. Se nace tigre, se nace delfín , se nace cigüeña, se nace abeja, a ningún animal se le exige que sea un árbol. Y por más que un manzano quiera dar peras, no lo podrá. Nadie te impone desde fuera tus deseos sentimentales y sexuales, son naturales: así naciste y así morirás. Ahora bien, eres menor de edad: tienes 16 años. Te aconsejo que antes de tener una relación sexual esperes hasta los 18. Mientras tanto, prepárate. La homosexualidad no es sólo una característica sexual. Todo ser humano tiene cuatro centros vitales: el intelectual, que se expresa con pensamientos. El emocional, que se expresa con sentimientos. El libidinal (sexual-creativo) que se expresa con deseos. Y el corporal, que se expresa con necesidades. Tu ser esencial (gay) se manifiesta a través de estos cuatro centros. Desarrolla el centro intelectual leyendo libros, ensayos, novelas y poemas, de escritores homosexuales que se manifiestan tal cual, sin ocultarse y con valentía y orgullo. Lee “El banquete” de Platon; las novelas de Jean Cocteau; los poemas de Whalt Whitman y de Allen Guinsberg, etc… Interésate, para desarrollar tu centro emocional, en el cine homosexual, como por ejemplo “El secreto de la montaña Brokeback” de Ang Lee. Para desarrollar tu centro sexual, observa fotografías de artistas como Mappleth Thorpe y lee libros sanos que describan la forma de acariciar y ser acariciado por hombres. (Encarga por Internet el libro de Coralie Trinh Thi escrito en francés “Osez la sodomie”, Éditions La Musardine), y finalmente, para satisfacer tus necesidades materiales y sociales, realiza este consejo de psicomagia: Busca trabajo de camarero en un café gay durante seis meses, siempre llevando colgado del cuello un medallón donde se vea claramente la fotografía de tu madre junto a tu padre. Si es necesario pierde un año de estudios en el colegio. Sirve a las mesas con el rostro pintado con maquillaje plateado, los ojos levemente acentuados por una línea negra, los labios levemente coloreados y un lunar rojo en medio de las cejas. Cuando termines los seis meses de trabajo, mete en un cofrecillo el medallón, agrega la mitad del dinero que has ganado en esa temporada y ofrécelo de regalo a tus padres. Y, te lo repito, hasta los 18 años date sólo el permiso de besar, pero no de copular. Espera hasta que tu espíritu esté bien formado y sea para ti un orgullo vivir tal como eres.

Plano Creativo.